En una comunidad de Cartagena, el aroma a fritos recién hechos anuncia que Greimi ya dispuso todo en “La esquina del sabor de la negrita”. Madre de cuatro hijos, dos pares de mellizos, y una mujer que ha aprendido a levantarse ante la adversidad, representa la fuerza y la fe que caracterizan a tantas familias colombianas que buscan salir adelante con dignidad.
Una historia inspiradora de resiliencia y fe
Antes de llegar al programa Camino de Oportunidades, la vida de Greimi estuvo marcada por momentos de profundo dolor. A los 25 años perdió a su primera hija, un suceso que la sumió en la tristeza y la alejó de su fe. “La vida me quitó una, y Dios me dio cuatro”, dice hoy con esperanza, recordando cómo el nacimiento de sus mellizos devolvió la luz a su hogar.
A pesar de las dificultades económicas y de las lluvias que se colaban por el techo de su casa, nunca ha perdido la esperanza de ofrecerles a sus hijos un futuro mejor. Su esposo trabajaba ocasionalmente como mecánico, mientras ella soñaba con tener un pequeño restaurante en el que pudiera compartir su mayor talento: cocinar con amor y calidad.
El comienzo de su transformación
Cuando escuchó sobre Camino de Oportunidades, Greimi dudó. Había participado en otros programas antes, pero no había visto resultados. Sin embargo, decidió intentarlo una vez más. “Yo siempre he creído que cuando uno camina con fe, algo bueno llega. Y esta vez, Dios me puso justo donde debía estar”, cuenta.
Durante los talleres y acompañamientos del programa, Greimi descubrió mucho más que herramientas para emprender. Aprendió a organizar las finanzas familiares, a ahorrar y a proyectar su negocio. Con el apoyo psicosocial y las capacitaciones técnicas en cocina en la Fundación Elyon Yireh, encontró no solo formación, sino también motivación. “Cuando recibí mi certificado en cocina sentí orgullo, no es lo mismo uno tener un saber que ver el cartón con su nombre.”
Un sueño que toma forma
Gracias al capital semilla y al acompañamiento constante de los profesionales, Greimi puso en marcha su negocio de comidas caseras y postres. Desde su casa vende empanadas, arepas y sopas los fines de semana, y en las tardes prepara tortas y postres tres leches que endulzan a su comunidad. Con los talleres de marketing digital, creó las redes sociales de su restaurante y está aprendiendo a promocionar sus productos en Facebook, Instagram y TikTok.
Hoy, su meta es seguir mejorando su vivienda y destinar los ahorros del Grupo de Ahorros para comprar un televisor para que sus hijos disfruten en casa. “Mi casa antes se llovía más adentro que afuera. Ahora, gracias al apoyo al consumo que recibí al inicio del programa, ya no se moja. Quiero que mis hijos crezcan tranquilos y seguros.”
El camino de Greimi no ha sido fácil, pero su historia demuestra que, con fe, acompañamiento y oportunidades reales, las familias pueden transformar su destino. “Siempre hay una luz de esperanza. Dios pone en el corazón de algunas personas la posibilidad de transformar vidas como la mía”, dice con gratitud.
Como Greimi, 500 familias en Cartagena están escribiendo nuevas historias de esperanza gracias a Camino de Oportunidades.






